Ni tinto ni blanco: ¡Un rosado, por favor!

“El vino rosado es el nuevo ‘gin-tonic’. Este vino vive, desde hace una temporada, ‘la vie en rose’. Ni tinto ni blanco: triunfa el patito feo”, así titulaba ya en 2016 el periódico de El País a uno de sus artículos. El consumidor español, en efecto, es un consumidor que prefiere el vino tinto, aunque también consume vino blanco tal y como revela el informe de  www.vinetur.com en el que se especifica que “al repartir el volumen total de vino consumido por cada uno de los tipos de vino en relación a la declaración de consumo de los propios consumidores españoles tenemos que el 72,9% del consumo se concentra en el vino tinto, mientras que el vino blanco supone un 12,9% y el vino rosado un 6,4% del volumen total. Finalmente, los vinos de Jerez y vinos dulces concentran el 1,8% mientras que los vinos espumosos suponen el 6% restante”.

Y, no me podréis negar que los datos son ciertos mirando sólo a vuestro alrededor. Cuando vivía en París mis tardes se resumían en quedar con amigos para tomar un buen vino y charlar un rato. En primavera-verano el vino que solíamos tomar era un vino rosado, porque se bebe bien fresquito y en ocasiones tiene una graduación algo menor que el resto de los vinos, lo que con el calor urbanita se agradece. De hecho, según un estudio de la OIV en Francia el 35% de la producción de rosados se vende en verano, frente al 15% que se observa en invierno. Esta tendencia viene marcada, sin lugar a dudas, porque La Provenza francesa marcó el rumbo de la elaboración de este tipo de vinos y que gracias a la familia Pitt-Joli, entre otros, se han convertido en un verdadero consumo de moda y de glamour. De hecho, no sé si sabéis que el pasado 22 de junio del 2018 se celebró el primer Día Internacional del vino Rosado, una nueva cita en el calendario gastronómico-festivo. Y, siguiendo con la tradición, a partir de este año esta festividad se celebrará el 4º viernes del mes de junio.

Los rosados se caracterizan, como su nombre indica, por la tonalidad de su caldo, de ahí que en numerosas ocasiones se proyecte este tipo de producto al público femenino. No obstante, y gracias a las redes sociales, podemos ver cómo cada vez más el consumidor busca un buen producto e incluso una foto bonita independientemente del color del vino. Huelga decir que el vino rosado puede ser más pálido o más intenso -véase Rosa de Arrocal– en función de los pigmentos naturales que están en la piel de la uva y del tiempo de fermentación.

En la actualidad, winelovers, el rosado vuelve a ser tendencia internacional, así que no dudéis en pediros un rosado en alguna terraza o en algún Beach Club este verano. Además estos vinos se caracterizan por su versatilidad gastronómica pues permiten todo tipo de maridajes: desde platos elaborados hasta un picoteillo sano, como nos gusta decir.

 

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