El Triángulo

Vitícolo: Se trata de un vino con toque exótico. Está elaborado por una uva que ha llegado casi a dejarse de cultivar en la zona: la Tintilla de Rota, que en esencia es como la uva graciano. Luis Pérez es toda una referencia en Cádiz y los alrededores por los vinos que realiza. Desde luego en un lugar tan privilegiado como la zona en la que se cultivan estas uvas, ningún vino malo puede salir de ese terruño. Sus vinos se salen de los tradicionales vinos y olorosos de Jerez y el resultado es un vino agradable y equilibrado, ideal para para disfrutar algún guiso de caza típico de la zona.

Vitícola: Este vino nos permite ver que no sólo se hacen buenos olorosos y palos cortados en la tierra de Cádiz, sino que también existen tintos de calidad como éste. Estamos hablando de un vino elaborado con una monovarietal, la Tintilla de Rota, procedente de un pago célebre desde la época romana por la calidad de su producción. El Calderín del Obispo se sitúa en la Balbaína alta, el pago más cercano al mar y eso se puede percibir en este vino que ha vivido una crianza de 5 meses en barrica de roble francés y de otros 15 en depósito. El resultado es un vino afrutado, fresco y con un final agradable.  

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Mahara

Vitícolo: Estamos sin duda ante un vino singular. Mucho ojo a los vinos tintos gaditanos que en esta tierra no solo se dan Olorosos, vinos de postre o blancos, últimamente se está recuperando una variedad de uva tinta casi extinta, la Tintilla de Rota. Quizás los tintos Gaditanos aún no estén en disposición de competir en elegancia y sutileza con los Ribera o Riojas, pero sin duda en innovación y en diversión, se llevan la palma.

Este vino tiene un proceso de crianza en barrica y posteriormente pasa un tiempo en ánfora de barro. En cuanto al sabor, si hay algo a destacar es su frescura, es un vino divertido de beber, alejado a lo que solemos beber, pero sin duda muy equilibrado.

Vitícola: Hoy descorchamos un vino de la Tierra de Cádiz y, tal y como su tierra, se trata de un vino divertido y fresco que se puede beber a temperaturas más bajas de lo habitual. Es un vino especial porque ha vivido un proceso de crianza de 15 meses en ánforas y luego 3 meses en depósito de polliéster. Se trata, sin lugar a dudas, de un vino diferente que combina muy bien con una barbacoa veraniega o incluso con un atún rojo de la Almadraba

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