¿Quién no ha descorchado un vinazo y de repente al probarlo… la gran decepción porque estaba demasiado frío o demasiado caliente? Pues sí winelovers, la temperatura influye en la experiencia de cata y degustación de un vino. Y, de hecho, podemos afirmar que para poder disfrutar de la complejidad aromática y gustativa de un vino es importante consumirlo a la temperatura adecuada.
De todos es sabido que los vinos blancos hay que servirlos fríos y que los vinos tintos a temperatura ambiente, y he aquí un error común que viene de una traducción literal del francés. En francés se dice que el vino hay que servirlo chambré, es decir, con la temperatura de la habitación; pero claro, tal y como nos recuerda la enóloga Ruth de Andrés en una entrevista dada a Telva, esto era la temperatura ambiente de una habitación de castillo hace unos doscientos años en la que no tenían calefacción y las construcciones eran mucho más frías que en la actualidad. En aquellos tiempos una temperatura ambiente podía rondar los 16ºC-18ºC.
Y claro, ¿cómo puedo saber yo, vitícola de a pie, si el vino que voy a servir está a la temperatura adecuada? Pues bien, para todos aquellos que como nosotros no tenéis ni cava o bodega, ni fresquera, ni vinoteca climatizada, se nos aconseja tocar la botella con las manos. También podemos comprar uno de esos termómetros diseñados para comprobar la temperatura de las botellas (nosotros aún no lo tenemos).
La OCU (www.ocu.org) nos aconseja introducir la botella en un recipiente con agua y hielo, también podemos meterlo un poquito en la nevera (aunque esta práctica no es compartida por todos), pero nunca se aconseja meter la botella en el congelador, porque el proceso de atemperar el vino ha de ser paulatino con el objetivo de aprovechar al máximo sus propiedades y sus características. Según Luís Romero en un artículo escrito para vinissimus el uso del congelador para atemperar el vino consigue esconder los defectos de un mal vino, así que ya sabéis… ¡ojo con el congelador!
Según la OCU (www.ocu.org) la temperatura óptima de consumo de cada vino es la siguiente:
7ºC para los vinos espumosos (cava, champán, de aguja…)
8ºC para los vinos blancos dulce (moscatel, Pedro Ximénez)
9ºC para los vinos tintos jóvenes
10ºC para los vinos blancos jóvenes secos y los vinos rosados
11ºC para los vinos generosos (Jerez, Manzanilla, oloroso…)
12ºC para los vinos blancos fermentados en barrica
15ºC para los vinos tinto de crianza
17ºC para los vinos tintos de reserva y gran reserva
Para los enólogos y entendidos, muchos son los factores que entran en juego a la hora de atemperar un vino, desde el propio proceso de atemperación hasta la temperatura de la habitación en la que se va a consumir o la succión del aire al beber, porque según explican Apolo y Baco se acelera la subida de temperatura del vino en la boca.
Dicho esto, desde nuestra experiencia de usuario común que sólo quiere degustar una buena botella, tampoco hace falta ser extremadamente riguroso con la temperatura para poder disfrutar de un buen vino. Nosotros, por ejemplo, no tenemos un termómetro que nos indique la temperatura exacta del vino que estamos degustando, pero sólo con tocarlo podemos saber si está a esa temperatura que nos agradaría beberlo.
Nunca está de más seguir recordándolo, aún hay gente que piensa que el vino tinto se toma a temperatura ambiente 😉