Vitícolo: Es un vino diferente, que no estamos acostumbrados a beber. Es un vino orgánico, lo que quiere decir que no se han usado pesticidas en las plantaciones de uvas y que es un vino más natural. Normalmente estamos acostumbrados a beber vinos más cálidos como Crianzas o jóvenes de Rioja o Ribera del Duero, y este vino no es como estos. Es de una uva diferente, de la variedad Bobal en un 65% y de la denominación de origen Utiel-Requena. En la etiqueta no se especifica si es un crianza o un joven, por el sabor diría que es un vino joven. Dejando de lado las características propias de un vino orgánico y de una denominación de origen de las menos populares, no es un vino malo, pero tampoco un vino espectacular; no es un vino para todos los días, pero para los curiosos de los vinos que quieren probar sabores nuevos, dado su ajustado precio, es muy recomendable probarlo. En cuanto al sabor, es intenso, sabe más a uva, un sabor que aparece en los vinos jovenes, deja un gusto aspero aspero en boca.
Vitícola: Hace unos días estuvimos en Valencia y nos regalaron un vino orgánico de la tierra. He de confesar que mi paladar no está acostumbrado a los vinos orgánicos, aunque me encuentro muy identificada con los valores de la agricultura ecológica. Ahora que recuerdo, mi abuelo tenía un pequeño viñedo que le permitía producir el vino que consumía y regalaba a lo largo del año. El proceso de elaboración era tradicional y, de hecho, si hoy vendiese ese vino sería calificado como orgánico.
Ahora bien, como por aquel entonces yo no había alcanzado la mayoría de edad, sólo puedo recordar el aroma a uva. Un aroma muy similar al que pude identificar en este vino. En este caso se trata de un sabor a vino joven que, a pesar de ser ligero en boca, resulta algo intenso al final. Nosotros lo maridamos con unos buenos quesos que nos permitieron iniciar nuestro paladar en este tipo de producciones.
